Los rollos del Mar Muerto, la arqueología bíblica

El descubrimiento de los rollos del Mar Muerto por dos pastores beduinos en el 1947, en la zona conocida como Qumrán, es quizás el mayor descubrimiento arqueológico del Siglo XX. El mayor reto que ha enfrentado la arqueología bíblica ha sido la reconciliación entre la tradición de los libros sagrados del Viejo Testamento, de los ritos y de sus tradiciones, con la evidencia física que plantea un giro completamente opuesto al de la investigación inconclusa de los dogmas y de la tradición. Este hallazgo cambió todo el escenario. El estudio de diferentes etapas de la historia se enfrenta en esta época con uno de los eventos científicos de mayores expectativas e impactantes descubrimientos, de mayor peso para el conocimiento de una gran parte de la humanidad.

Ante este inquietante panorama, donde se debaten los dogmas y la tradición en la convulsa modernidad de los tiempos, la literatura incursiona directamente en las bases mismas de esta temática y plasma en "La piedra angular... el viaje al séptimo cielo" las principales interrogantes y enigmas que estremecen al hombre de este siglo. Esta obra expone en su densa trama el recorrido entre realidad y ficción, los dilemas no resueltos por la arqueología bíblica, sus dudas, sus enigmas, sus "misterios de fe".

Ian Alexander, un reconocido arqueólogo responde al llamado del Cardenal Di Morini para resolver el conflicto que provoca la presencia de unos escritos antiguos pertenecientes a la colección de los rollos del Mar Muerto hallados en la zona aledaña donde existió la comunidad de los esenios. Sin las respuestas para resolver los enigmas que plantean los manuscritos, incursiona en la búsqueda de las respuestas que impiden llegar a la solución de dicha situación. El polémico tema de la ubicación del incidente de Moisés y las Tablas de los Diez Mandamientos, es el inicio de uno de los puntos más enigmáticos que enfrenta el personaje.

"–¡Claro que entiendo a lo que te refieres! “El lugar de la gloria de Yahvé…”, ése es el Monte Sinaí, el Monte Horeb, donde Moisés se retira y luego baja con las tablillas de los diez mandamientos –exclama el religioso con una amplia sonrisa, levantándose para explicarlo."

En el lenguaje literario de la obra, éste es el argumento reconocido por el cristianismo, al menos por las autoridades eclesiásticas que lo representan. Así lo plantean varios de sus personajes, pero surge la otra vertiente de los investigadores, el cuestionado enigma del lugar exacto, del lugar correcto que sin dudas certifique el sitio del evento bíblico.

"–Es cierto, hijo, tienes razón, hay mucha controversia sobre este tema. Algunos historiadores lo ubican en diferentes lugares. La tradición dice que dos monjes, en el año 300 después de Cristo, encontraron la zarza ardiente de Moisés. La ubicaron donde está el Monasterio de Santa Catalina, en Egipto. Se le conoce como el Jabal Musa, que significa el Monte Moisés –responde el Cardenal.

–Ése es el planteamiento que provoca dudas, Eminencia. Los estudiosos hebreos aseguran que el lugar preciso, real es incierto. Una de las teorías lo ubican como el Jabal al Lawz, en Arabia Saudí y otra proponen un volcán, el Hala-‘l Badr, pero la que más evidencias bíblicas aporta es la que ubica el Sinaí de Moisés en el Hashesh el Talif, cerca de Israel, al este de Egipto.

–¿Te refieres a la polémica de la ubicación real del Monte Sinaí bíblico? –pregunta el Cardenal.

–¡Sí… dudas sobre el sitio correcto…!

–Amigo, explícate para ver si entiendo la misma conclusión –dice Marcus.

–¿Se han preguntado si estos individuos tienen la misma preocupación del lugar correcto del Sinaí bíblico, como la tenemos nosotros? ¿Dónde buscar, si esto no está claro? Obviamente que les faltan datos para buscar de forma acertada. Por esa razón tienen al Padre Elkin. Deben pensar que éste tiene la respuesta –comenta Ian."

Uno de los datos de la arqueología bíblica que más interrogantes plantea es la complejidad de las historias que se tejen en la tradición oral y la contenida en los libros canónicos. Muchos exégetas tienden a descartar ciertas teorías que se discuten entre los estudiosos, aduciendo que por ser de autores dudosos, carecen de credibilidad. Sólo que muchos de estos relatos tienen unas coincidencias y relaciones de estilo que les hace merecedores de un estudio profundo y serio. He ahí donde se alejan de la senda correcta que podría llevar a la verdad, donde ésta, quizás se esconde de manera sutil ante nuestros ojos.

"–Eminencia, un grupo de documentos se remonta a los tiempos antes del cristianismo donde hablan del Templo de Jerusalén. ¿Se menciona algo sobre los orígenes de éste en los rollos de Qumrán? Tengo ciertas dudas sobre unas frases que se menciona en uno de los manuscritos –pregunta Ian.

–¡Sí, lo mencionan! El Templo de Jerusalén fue el santuario principal del pueblo de Israel. Se construyó para albergar y proteger el Arca de la Alianza. Era una de las piezas sagradas más importantes que había que custodiar. También estaba el Candelabro de los Siete Brazos, junto con todas las piezas sagradas que se utilizaban para celebrar el culto hebraico. El Rey David escogió una explanada de 40 por 100 metros del Monte Moria y ése fue el lugar de culto a Jehová.

–Algo parecido aparece aquí, al menos en otras palabras. Menciona que el primer templo lo construyó Salomón para sustituir al tabernáculo como único centro de culto del pueblo judío. Esto es como un anecdotario de datos históricos

–¡Es interesante… eso confirma a los historiadores, lo citarán! –dice Marie.

–¡Tienes razón! Los historiadores que se disputan las fechas y los datos, se alegrarán con este manuscrito! Además… confirma también otro dato, el saqueo por parte de Sheshong I y destruido luego por los babilonios y Nabucodonosor II. Confirma también el II Templo.

–Ian… ¿Aparece alguna fecha que ubique ese manuscrito? –pregunta el Cardenal ante los datos que explica éste.

–No, no está fechado, sólo aparecen los datos. Me parece que es el de menos antigüedad. Hay otros que se remontan más atrás –hace una pausa mientras repasa varias anotaciones en uno de los manuscritos–. Eminencia, aquí hay unos que están muy deteriorados, pero que me inquietan varias frases incongruentes con la totalidad del texto. Marie, busca el dato que falta, Michael, ingresa la frase íntegra y envíala a la red.

–De acuerdo, aquí lo tengo –y le entrega el documento a Michael.

–Dice que Jehová profetizó por medio de Isaías que colocaría en Sión una piedra, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental. En otro fragmento aparecen las frases “para que la plaza alta…”, seguido de “por la revelación”, concluyendo con “viaje a los siete cielos”.

–¡Qué extraño suena, Ian! –comenta el Cardenal– ¿Qué te sugiere eso Marie? –pregunta éste, tras la explicación.

–¿No continúa en otro manuscrito? ¿Es solamente ese escrito?

–No... Marie, continúan otras hojas, pero ya se desconecta el mensaje y aparecen nuevamente otras frases. “La cabeza del ángulo, la roca que transporta a…” y después de la frase, aparecen unos mensajes que describen un ritual, extraño, porque no parece a los rituales judíos. Lo ubica en un lugar alto, donde “en aquel tiempo bajó la gloria sobre… para que fuesen…” –concluye éste la lectura del manuscrito.

–Amigo… encontré unas frases entrecortadas donde se mencionan unas palabras que citan a Jesús, “es hecho esto y es cosa maravillosa”.

–¡Espera Ian! ¿Nunca leísteis en las escrituras, l"a piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina? Por el Señor es hecho esto y es cosa maravillosa en nuestros ojos?”. Esa cita es muy utilizada en los seminarios para definir la piedra, a Pedro –interviene el Cardenal, enfático con entusiasmo.

–Eminencia… es correcto, esa parte tiene sentido con el fragmento, pero el texto menciona aisladamente la frase “a la casa espiritual… al final del tercer día… iniciación”. ¿Extraño? "

Toda una coherente presencia de elementos que invitan a la investigación y análisis de sus relaciones, de sus razones, de sus funciones y participación clave en unos incidentes que marcaron de manera tan profunda a una gran parte de la humanidad y que se mantiene bajo un manto de soslayada incertidumbre. Los datos objetivos que exhibe la arqueología bíblica no descarta en su metodología la investigación de los ritos, del vocabulario de sus libros sagrados o de sus ceremonias como elementos que podrían arrojar luz sobre eventos que provocan cuestionamientos y preguntas, que todavía se descartan con explicaciones livianas.

"La piedra angular... el viaje al séptimo cielo" recoge unos planteamientos que surgen de varias charlas y conversaciones entre conocedores del tema y que, ante la ausencia de un foro que atienda estas preocupaciones de una manera abierta, sin miedos, ni prejuicios, se aventuran a promover la creación de esta novela. Una obra que recibe de varias fuentes los diferentes puntos y en una ecléctica trama, propone vía la ficción de su argumento, el camino a la investigación para hallar las posibles respuestas ante el enigmático asunto.

"La piedra angular... el viaje al séptimo cielo" discurre brevemente alrededor del "misterio" de "La gloria de Yahvé", la ubicación certera donde ocurre el incidente bíblico, la participación de los esenios en la redacción de las ideas y estilos de convivencia de su comunidad, cuya relación con los principios cristianos encontrados en el Nuevo Testamento son innegables, la presencia de ciertos escritos bíblicos que crean cierta relación entre las enseñanzas esenias con el mensaje de Juan el Bautista y más adelante lo expresado por el discípulo Juan.

Toda esta relación de temas conduce a un cuestionamiento sobre la llamada arqueología bíblica y su imperativo llamado a crear las bases para retomar un estudio que abarque la mayor parte de estos elementos y promueva su análisis, serio, profundo, sin limitaciones de ideas o de dogmas.